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La felicidad como estilo de vida

Estamos acostumbrados a ver cientos de artículos donde nos recomiendan hábitos para una vida saludable donde nos hablan de una alimentación sana, práctica de deporte habitual, cuidar las horas de sueño, no caer en hábitos nocivos, etc. Pero ¿por qué nadie habla de la felicidad?

Intentar definir qué es la FELICIDAD es un proyecto tremendamente ambicioso, ya que podemos afirmar que existen tantas definiciones como personas en el mundo. Pero lo que interesa no es llegar a un compendio universal, lo que interesa es que, a nivel personal, cada uno de nosotros podamos definir qué significa la felicidad para poder trazar un plan que nos lleve directamente hacia ella.

Podemos incluir pequeños detalles en nuestra rutina diaria que nos acerquen un poco más a este objetivo. Aunque la felicidad pura es un poco utópica, sí que podemos hacer que nuestro día a día nos haga más felices a pesar de los obstáculos con los que todos topamos.

Está claro que, ante todo, tenemos que ser realistas. Sabemos de sobra que hay determinadas responsabilidades que no podemos eludir, esto es, no vamos a poder pagar las facturas de la electricidad con la felicidad. Pero entre todos estos deberes, DEBERÍAMOS obligarnos a no perder de vista que una de las cosas más importantes que hay en la vida es sentirse feliz.

Ahí van algunos consejos:

Vive en el presente. Ante las malas experiencias del pasado podemos afrontarlas de dos maneras: dejar que nos corroan por dentro, o aprender de ellas para enfrentarnos a futuras situaciones similares. Siempre, la mejor opción será que no dejemos cabos sueltos (resuelve tus enfrentamientos con otras personas, aclara los malentendidos, expresa cómo te han hecho sentir determinadas situaciones, etc.), pero en caso de que no podamos atarlos, el no “recogerlos” nos puede hacer tropezar con ellos otra vez. Así pues, valora la importancia real de las situaciones, intenta ponerte en una situación objetiva y acepta lo que sucedió para que no siga persiguiéndote día a día. En caso de que no puedas tomar perspectiva, siempre es una buena idea pedir consejo a las personas que más cerca tenemos.

Intenta ser más optimista. Recuerda que en la vida no todo es blanco o negro, tenemos una gran gama con cientos de colores. ¿Por qué no afrontar las adversidades intentando ver el lado positivo en vez de el lado negativo? Cuando nos enfrentamos ante un problema, lo más rápido ver es todo lo malo que conlleva, pero si nos esforzamos, podemos encontrar el lado bueno de las cosas. Si acabas de perder el autobús, aprovecha esos minutos de más para sentarte y entonarte escuchando esa canción que tanto te gusta, si te has peleado con alguien importante, busca el momento de hablar con esa persona y expresar tus sentimientos sobre lo sucedido ya que esta clase de enfrentamientos nos ayuda a conocer más a las personas y sus perspectivas.

– Busca un momento al día para hacer algo que te reconforte, aunque sólo sean 5 minutos. En caso de que te sea absolutamente imposible, al menos, reserva unas horas de tu fin de semana/días libres. Prepárate tu comida favorita, ponte a ver un capítulo de esa serie que tanto te gusta, baila tu canción preferida, tómate un café con esa personas especial, ponte a leer un buen libro o visita un museo que te guste.

No te compares con los demás. Como dijo el gran filósofo Ortega y Gasset: “yo soy yo y mi circunstancia, y si no le salvo la vida a ella no me salvo yo”. Aunque muchas veces es irremediable compararnos con otras personas que están en las mismas situaciones que nosotros, la mayoría de las veces no nos proporciona nada bueno. Cada persona actúa y siente de una manera diferente, y cada uno hemos podido llegar al mismo punto desde diferentes caminos. Valórate a ti mismo, valora tus esfuerzos y, si no has conseguido lo que querías, esfuérzate al 300%. Es mejor lamentarse de haberlo intentado que de que no.

– Si tu trabajo no te hace feliz y no tienes manera de cambiar el horizonte laboral, no le des el poder de consumirte por dentro. Como bien dicen, un mal día no dura más de 24 horas, de igual manera inventémonos el “un mal trabajo no dura más de X horas al día”. El total de tu vida no es trabajar, existe el tiempo libre, las relaciones de amistad, la familia y los hobbies. No dejes que un mal trabajo arrase con todo lo demás, dado que “todo lo demás” puede convertir ese terrible trabajo en un gaje de la vida.

Ahora mismo puedes estar pensando que te acabo de presentar muchas obviedades. Puede que así sea, pero te invito a que pares unos minutos lo que estés haciendo y reflexiones si de verdad llevas a cabo estas pautas que tienes tan claras.

Desde pequeños, y salvaguardando las diferencias generacionales, se nos dan unas pinceladas sobre cuáles deben ser nuestros objetivos en la vida. ¿Quién no ha recibido alguna charla sobre lo importante que es estudiar? O sobre lo importante que es encontrar un trabajo estable, una pareja estable, la importancia de formar una familia, pero ¿dónde están los consejos acerca de la felicidad?

Que sigas estas sugerencias no te van a hacer la persona más feliz del mundo. Recuerda que la perfección es tan subjetiva que probablemente no exista. Pero de esta manera, estarás trabajando un estado de ánimo más positivo, y desde esos sentimientos de positividad y alegría podrás elevar tus metas y valorar la vida de otra manera.

Las cosas negativas o malas están ahí y es imposible zafarse de ellas. Pero lo que sí es posible es no dejar que arrasen el 100% de tu vida algo que sólo debería ocupar un 10%.

 

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