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Actitud hacia los trastornos mentales

Os dejamos un artículo elaborado por Ana Vicario Cañas, Neuropsicóloga colaboradora de Centro Asturias titulado: Actitudes hacia los trastornos mentales y su asociación percibida con delito: estigma social.

VICARIO CAÑAS, ANA, DE LA VILLA MORAL JIMÉNEZ, MARÍA ACTITUDES HACIA LOS TRASTORNOS MENTALES Y SU ASOCIACIÓN PERCIBIDA CON DELITO: ESTIGMA SOCIAL. Salud & Sociedad [en linea]. 2016, 7(3), 254-269[fecha de Consulta 16 de Mayo de 2020]. ISSN: . Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=439749582002

El efecto Mateo

“Los ricos seguirán siendo ricos y los pobres seguirán siendo pobres”.

El efecto Mateo encuentra sus orígenes en una cita bíblica del evangelio de San Mateo (capítulo 13, versículo 12) y podemos traducirlo de la siguiente manera: “[…] porque al que tiene se le dará y tendrá en abundancia; pero al que no tiene incluso lo que tiene se le quitará”.

Dejando de lado la interpretación religiosa de la cita de San Mateo, podemos concluir que el significado que nos quiere transmitir es algo así como que el que posee algo (ya se material o no) lo posee sin límites pero, el que carece de ello, permanecerá en este circunstancia estáticamente el resto de su vida.

En las películas casi siempre salen los mismos actores, los premios muchas veces se los llevan las mismas personas, casi siempre buscamos información de autores concretos, la mayoría de las veces usamos las mismas plataformas de búsqueda, muchas veces comemos en los restaurantes donde hay más gente, casi siempre se habla de los mismos jugadores de fútbol, para un determinado puesto de trabajo valorarán por encima de todo lo demás la experiencia que tengas en el campo, los niños con mayores dificultades de aprendizaje las van acentuando con el paso del tiempo…

Esta reflexión nos lleva directamente a plantearnos la siguiente pregunta: ¿entorno o personalidad?

El sociólogo Robert K. Merton  fue el primero en poner el foco sobre este suceso. Estudió las publicaciones científicas de la época llegando a concluir que los científicos con más renombre eran los más publicados y, a su vez, lo más consultados. Para Merton, un científico acreditado tendría menos dificultades a la hora de hacer valer sus publicaciones que un joven desconocido con mucha valía. ¿Te suena la historia?

Cuando nos postulamos para un puesto de trabajo se nos requiere años  de experiencia, formación específica y un CV brillante. Y el que más tenga (que ya de por sí puede sentirse afortunado) tendrá la oportunidad de conseguir más experiencia laboral. Por el contrario, aquella persona altamente capacitada y que podría brillar como la que más ni siquiera será tenida en consideración.

Algunos de vosotros estaréis pensando lo injusta que es la vida y otros, por el contrario, que es normal que la experiencia vital sea tenida más en consideración que las capacidades personales de los individuos. Si eres de los del segundo grupo, me gustaría que te parases a pensar cómo pudieron empezar aquellos individuos que se encuentran en la cúspide de los logros.

¿Os acordáis del efecto Pigmalión? Correcto. También conocido como “efecto halo”, “efecto bola de nieve”, “efecto riqueza” o “efecto acumulativo”.

La mejor manera de controlar un proceso en el que nos encontramos inmersos es sabiendo cuáles son los efectos concretos, para poder actuar en cuanto nos demos cuenta de que hemos caído dentro de uno de ellos.

Como la mayoría de situaciones a las que nos enfrentamos, intentar ser objetivo es altamente complicado, porque siempre van a asomar por algún lado nuestras ideas o nuestra personalidad. Pero hacernos conocedores de un suceso tan grande e importante como el Efecto Mateo nos va a ayudar, sin duda, a estar alerta para no caer en esta injusticia.

A nivel educativo, nos encontramos con estudiantes que evitan realizar las tareas que no se les da bien. A la larga, provocará una lenta progresión en el aprendizaje situándoles en una situación de retraso, clara desventaja en comparación con sus compañeros/as.

En el contexto de la educación, se recomienda un proceso evaluativo sobre las capacidades que vaya más allá de las asignaturas o niveles.

En cuanto a la Formación para el Empleo en España, se debería primar el darle una situación ventajosa a las personas con escaso nivel educativo. ¿Cuál es el problema? Que cada vez más profesionales con alta cualificación académica se encuentran en situación de desempleo. En este caso, el reciclaje profesional se entiende como algo imprescindible y será la clave para el éxito en cualquier ámbito laboral. Debemos renovar constantemente nuestros conocimientos para buscar la excelencia en nuestra labor profesional y, además, también es necesario para dar paso a los jóvenes talentos que aún no han tenido la oportunidad de demostrar su valía.

Contestando a la pregunta inicial, nos encontramos con que el Efecto Mateo supera con diferencia a lo que podríamos entender como un mito. Es un sesgo que podemos encontrar en la base de todos los ámbitos sociales a poco que rasquemos.

Ahora queda en nuestras manos el llevarlo a la práctica. Todos y cada uno de nosotros tenemos la oportunidad de hacer de este mundo un lugar un poquito mejor. Nosotros como psicólogos, vosotros como: profesores, camareros, informáticos, administrativos, gerentes, dependientes, comerciales, etc.

Queda en nuestra mano poner un granito de arena para atenuar las desigualdades que existen en nuestra sociedad. Siendo conocedor de todo esto, estás en la obligación de no darle la espalda.

“El defecto de la igualdad es que la queremos solo con los de arriba”. H. Beque.

 

¿Resi…qué?

 

Hoy queremos exponeros un concepto que, a pesar de llevar muchas décadas existiendo en el mundo de la psicología, parece que cada día está cobrando mayor importancia a nivel social.

Se trata de la palabra Resiliencia. ¿Resi…qué? La Resiliencia ha sido un término normalmente empleado en el ámbito biológico, siendo definido como la “capacidad de las comunidades y ecosistemas de absorber perturbaciones sin alterar significativamente sus características de estructura y funcionalidad, pudiendo regresar a su estado original una vez que la perturbación ha cesado”.

¿Se te ocurre de qué manera podemos adaptarlo a la psicología y darle cabida a nivel humano? Vamos a entender el concepto de Resiliencia como aquella capacidad de adaptarse positivamente a situaciones adversas.
Resiliente es aquel que, a pesar de haber vivido un suceso traumático, ha sido capaz de salir indemne de él y, además, haber crecido a nivel personal por haber estado expuesto a una situación límite que le ha hecho hacer uso de unos recursos que no sabía que tenía.

Antiguamente, se creía que la Resiliencia era una capacidad con la que se nacía o no, pero actualmente sabemos que son diversos factores los que ayudan o no a desarrollar esta condición: familiares, comunitarios y culturales.
Por lo tanto, depende de nosotros y de nuestro entorno el poder desarrollar la capacidad de “sobrevivir” a situaciones dañinas y aprender de ellas una lección de vida que nos acompañará para siempre.

Esta capacidad de afrontar las adversidades aprendiendo de ellas puede ser probada ante situaciones de alto estrés. Así pues, se ha llegado a la conclusión de que las personas con mayor resiliencia son aquellas que presentan mayor estabilidad emocional. Esto quiere decir que las personas más capaces de controlar sus emociones ante situaciones extremas o límites son las que más probabilidades tienen de superar la experiencia traumática y aprender de ella.

Sabemos que la estabilidad emocional es un rasgo temperamental, y que el temperamento personal  lo tenemos “programado” desde que nacemos. Pero igual que ejercitamos los músculos en el gimnasio, podemos ejercitar nuestra estabilidad emocional. La mejor manera de llegar a este “nirvana” emocional es saber cuáles son las situaciones que nos llevan a perder los estribos, y de qué manera actuamos si nos dejamos llevar por estas emociones extremas, para así poder anteponernos ante cualquier situación que nos pueda causar dicha inestabilidad emocional y lograr controlarnos antes de sucumbir a la explosión emocional.
Se trataría de algo similar a conocer nuestros límites personales. Cuando nos detenemos a analizar una situación en la que actuamos de manera descontrolada, tenemos la oportunidad de reflexionar para llegar a la base causante. Si sabemos qué es lo que nos ha provocado el actuar tal y como lo hemos hecho, podremos analizar los componentes y trazar un plan que nos ayude a verlo de otra manera. Después, lo que tenemos que hacer es practicarlo de manera habitual (tampoco te van a salir abdominales porque un día los ejercites mucho, sino que es un entrenamiento que debes realizar de manera sostenida en el tiempo).

Por todo lo anteriormente expuesto, podemos llegar a la conclusión de que la Resiliencia la podemos desarrollar a lo largo de toda la vida. Aunque tendremos mayor probabilidad de éxito si contamos con un modelo resiliente cercano (un padre, una madre, un familiar, etc.), no es condición sine qua non.

Ahora vamos a centrarnos en lo que más nos interesa: ¿cómo puedo convertirme en una persona más resiliente? Dado que el resiliente se hace, y no nace, a continuación vamos a exponer algunos factores que nos ayudarán a superar los fracasos y a aprender la lección que estos llevan de fondo.

·         Debes confiar en tus capacidades. Más concretamente, tienes que confiar en que eres capaz de hacerlo. Muchas veces fracasamos no porque no seamos capaces, sino porque nos hemos rendido antes de tiempo o nosotros mismos nos hemos entorpecido el camino sin darnos cuenta. ¿Quién mejor que tú mismo para saber que puedes sacar adelante aquello que te propongas? Pero recuerda que todo tiene un precio, y el esfuerzo es algo que debemos “pagar” para lograr el éxito.

·         Sé consciente de tus puntos fuertes y también de los débiles. ¿A que es más fácil esquivar una piedra si sabes dónde te la vas a encontrar? Pues lo mismo pasa con nuestras potencialidades y limitaciones. Si me antepongo sabiendo que algo se me da mejor o peor, puedo tener la oportunidad de elegir mejor mi plan de acción y crear una estrategia más minuciosa que me evite el sufrimiento, en la medida de lo posible.

·         Piensa que las dificultades nos ayudan a aprender. La vida no es un camino de rosas para nadie, y no podemos pretender que lo sea. Es como cuando intentemos darle un consejo a alguien porque vemos que el choque es inminente. Piensa en ti mismo, ¿recuerdas alguna vez que alguien te haya intentado dar un consejo y tú no lo has hecho tuyo hasta que has tropezado? ¿Pero a que después de tropezar unas pocas de veces ya tienes la capacidad de saltar sobre ese obstáculo y algunos similares? Es mucho más fácil evitar las cosas que nos dan miedo o que presuponemos como un gran desafío, pero estos momentos van a ser claves en nuestro crecimiento personal. Enfrentar las dificultades va a ayudarte a darte cuenta de lo capaz que eres.

·         Intenta ser optimista. Sabemos que se trata de un gran esfuerzo, pero intenta siempre ver las cosas positivas al igual que haces con las negativas. Está claro que lo negativo siempre es más evidente y más dañino, motivo por el cual nos cegamos imposibilitando el darnos cuenta de las cosas positivas que lo acompañan. Todo tiene un lado bueno y uno malo, deberás esforzarte todo lo que puedas para encontrar siempre ese rayito de luz.

·         No intentes controlar todo lo que sucede alrededor tuya. Todo va a suceder y tu afán de control lo único que va a conseguir darte es un gran dolor de cabeza. No te estamos diciendo que actúes de manera irresponsable, sino que seas capaz de ver que hay algunas cosas que escapan a nuestro control. Dado que no hay manera de retenerlas, el que gastes tus energías en ello será un esfuerzo inútil que sólo te provocará malestar.

·         Desarrolla tu sentido del humor. Intenta hacer una broma del fracaso, ríete y enfócate en lo positivo.

·         Los demás pueden ayudarte. Buscar la ayuda o apoyo en los demás no es signo de debilidad, sino de inteligencia.

La vida siempre estará ahí para darnos lecciones, depende de nosotros tomárnoslo como la oportunidad de mejorar o, por el contrario, dejar que nos hunda en lo más profundo.

TCA

Por la época del año en la que nos encontramos, el aluvión de anuncios acerca de productos adelgazantes o dietas milagro es abusivo. Si a eso le sumamos el bombardeo de anuncios de ropa de baño con protagonistas con cuerpos imposibles, es para echarse las manos a la cabeza.

El término prevalencia hace referencia a la proporción de individuos de un grupo que presentan una característica en un determinado momento. Pues bien, una vez definido este concepto, podemos decir que en España los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) presentan una prevalencia, en población adolescente, entre el 4,1 y el 4,5%. Lo que esto quiere decir es que 4 de cada 100 de nuestros adolescentes padecen un TCA.

Por seguir mostrando más cifras, los TCA son un grupo de problemas que afectan a la población total en un 11-16% (sin especificar por géneros). Aproximadamente, 11 de cada 100 personas lo sufren.

Personalmente, siempre me ha llamado la atención cómo podemos volvernos en contra de uno de los dos instintos que ancestralmente se programaron para la supervivencia y propagación de la especie: la reproducción y la alimentación. ¿Puedes imaginar el sufrimiento al que se ven sometidas estas personas?

A pesar de tener la mayor letalidad de entre los trastornos mentales, asiduamente nos encontramos con una banalización de semejante problema: “ahora le ha dado por la tontería de no comer”.

¿Realmente sabes en qué consiste un TCA? No podemos definirlo como un concepto único dado que hay muchas vertientes, cada vez más, y porque al igual que cada persona es diferente, cada trastorno afecta a los individuos de diferente manera.
Por concretar un poco nos vamos a centrar en la Anorexia Nerviosa (AN) y la Bulimia Nerviosa (BN).

-          Anorexia Nerviosa (AN): se trata de un deseo irrefrenable de seguir adelgazando, llegando a rechazar el mantenerse en un peso corporal mínimo (peso por debajo del 85% del esperado para la edad y constitución de la persona y un Índice de Masa Corporal o IMC de 17,5 o menos). Existe un miedo intenso a ganar peso, una alteración de la percepción corporal e incapacidad para reconocer la gravedad del problema. Me parece importante señalar que no hablamos de una ilusión perceptiva, sino de que consideran como figura ideal una menor que la suya.
Tiene dos subtipos:
   A. Restrictiva – Dieta, ayuno o ejercicio físico extremo.
   B. Purgativo – Atracones de comida seguidos de purgas (inducción de vómitos o uso de laxantes, por ejemplo) o conductas para compensar la excesiva ingesta de alimentos.
Ambos subtipos son como dos puntos extremos de un mismo continuo entre el que la persona va oscilando. Esto quiere decir que una determinada época puede situarse en un tipo restrictivo y, posteriormente, pasar a uno purgativo y viceversa. Siendo más usual el primer caso.

-          Bulimia Nerviosa (BN): se producen recurrentes atracones de comida en un corto periodo de tiempo siendo una cantidad mayor a la que se tomaría en condiciones “normales” acompañado de una sensación de pérdida de control. Estos atracones se producen al menos una vez a la semana durante 3 meses. Posterior al episodio de atracón, se producen conductas compensatorias como la inducción del vómito, uso inadecuado de laxantes o diuréticos, ayuno o ejercicio físico intenso.
En este caso, podemos encontramos con personas que tienen tanto normopeso (peso normal con un IMC de 18,5 a 25) como sobrepeso (IMC superior a 25). Además, su autoevaluación se ve influida por su peso corporal.
Aunque a día de hoy se han suprimido los subtipos, encontrábamos dos:
   A. Purgativa – Vómitos, laxantes, diuréticos y uso de enemas.
   B. No purgativa – Ayuno o ejercicio físico intenso.

Podríamos incluir más información, pero vamos a destacar estas anteriores líneas como puntos generales y orientativos para poder tener más información acerca de lo que es la AN y la BN, que son los dos TCA más comunes.

A pesar de que se trata de un problema mayoritariamente femenino, cada vez encontramos a más hombres dentro de los TCA.

Existen diversos factores que llevan a las personas hasta el abismo de los TCA. Entre las muy diversas teorías, podríamos destacar la teoría de la restricción de los modelos cognitivos-conductuales (Herman y Polivy) o la teoría transdiagnóstica (Fairburn), pero no nos vamos a detener en profundizar en ellas. Si estáis interesados, os invitamos a buscar más información acerca de estos dos autores.

En lo que queremos hacer hincapié es en la influencia social de estos trastornos. Desde el desconocimiento, muchos individuos acusan a estas personas de ser débiles y de dejarse influir por su aspecto físico, otras veces no se les toma en cuenta y se piensa que sólo están intentando llamar la atención de las personas que les rodean.

Aunque sea volver a un ejemplo anteriormente nombrado en el Trastorno por Atracón, nos vemos en la necesidad de volver a analizar la metáfora del Iceberg: son masas enormes de hielo que están flotando en el agua, que nos dejan ver unos escasos metros en la superficie del mar, pero que en las profundidades esconden la mayor cantidad del hielo que los forman. Ahora vamos a aplicarlo a los TCA: lo que nuestros ojos ven son personas con un peso bajo, con conductas que nos extrañan a la hora de comer, etc. Lo que nuestros ojos no pueden ver es el entramado del problema, el porqué de la situación de la persona.

¿Te das cuenta de lo injusto que es juzgar a alguien tan sólo por algo visible a los ojos? A esto, le tenemos que sumar la culpabilidad de quienes están sufriendo estos problemas, sintiendo que las personas que tienen a su alrededor no les entienden. Tantos comentarios desafortunados pueden llevarles a no pedir ayuda y a respaldar su problema buscando apoyo en otras personas que también padecen un TCA, provocando que se enquiste más.
También les puede llevar a pensar que nadie les va a poder entender provocando que se den por vencidos en la búsqueda de alguien que les apoye.

Ha llegado el momento de abrir nuestra mente y esforzarnos por comprender un problema que afecta a tantísimas personas y que cada vez se encuentra más extendido en España. Hace poco, se recogían cifras como que 4 de cada 10 adolescentes se han puesto a dieta alguna vez o que el 38,6% de los jóvenes de entre 15 y 17 años se ubica por debajo de su peso teóricamente recomendado.

Si te sientes identificado bajo estas líneas, te tendemos una mano amiga:

Centro Asturias – 606400389

ADANER (Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa y la Bulimia) - 91 577 02 61. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. y Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.. www.adaner.org

ACBANER (Asociación contra la Anorexia y Bulimia) -  985 301 816. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

¡No!

Existen muchas personas capaces de anteponer los intereses de otras personas antes que lo suyos con tal de no pronunciar: ¡no!

Luego, existen otro tipo de personas que, conocedoras de estos primeros, ponen a los individuos entre la espada y la pared porque saben que no serán capaces de dar una negativa por respuesta.

Quédate con esta frase: lo que tú quieres hacer es más importante que lo demás quieren que hagas.

La idea de este artículo surge de la necesidad de cubrir la demanda que muchos de vosotros nos habéis planteado. Os preguntáis por qué no sois capaces de negaros a una situación concreta porque os da reparo lo que vayan a pensar de vosotros, o por qué sois capaces de acabar haciendo algo que detestáis solo por complacer a la persona de al lado, o por qué habéis usado vuestro tiempo libre ayudando a una persona que no os ha dejado otra opción.

¿Cuáles son los factores subyacentes a no ser capaces de juntar la “N” con la “O”?

-          Mucha empatía. Como ya sabéis, la empatía nos da la capacidad de ponernos en el lugar de los otros y saber cómo se pueden estar sintiendo ante una situación concreta. Gran parte de las personas que no saben dar un NO por respuesta tienen esta virtud demasiado desarrollada y la llevan al extremo, hasta tal punto que no son capaces de negarse por sentir como propios los sentimientos de los demás.

-          Miedo al “qué dirán”. Ya sea porque la persona a la que le estamos diciendo que no sea alguien muy importante para nosotros o porque no nos gusta que puedan llegar a pensar mal de nosotros aunque sean personas desconocidas.

-          Demasiado sentido de la responsabilidad. Llega hasta tal punto que nos creemos responsables de los resultados de los demás. Debemos poner límites que eviten que acabemos cargando a nuestras espaldas las tareas que no nos corresponden.

-          Exceso de culpabilidad. Pensar que debemos cumplir las expectativas de los demás para no quedar de “malos amigos”, “malos compañeros de trabajo”, etc. Está bien ser altruista y hacer cosas por los demás, pero no podemos poner el umbral de los intereses ajenos por debajo de los nuestros, ya que estaríamos dándole más prioridad a cumplir con las demandas externas que con las internas.

-          “Me gustaría que lo hicieran por mí”. Pues sí y no. Puede que te guste la idea de que los demás se presten a echarte una mano cuando lo necesitas, pero ¿te gustaría que se sintieran mal si, por lo que sea, no pueden hacerlo?

Hay muchas cosas que podemos hacer por los demás de manera desinteresada, y eso es algo valorable y que debería seguir siendo así porque nos hace sentir bien tanto a nosotros mismos como a los otros. Pero lo que no podemos consentir es el encontrarnos en una situación desagradable o, incluso, dejar cosas personales e importantes de lado porque alguien nos necesita.

A veces se hace complicado por los factores que hemos mencionado con anterioridad, pero disponemos de una serie de herramientas que nos ayudarán a ordenar nuestras prioridades y transmitir a los demás cómo nos hacen sentir y por qué debemos negarnos en algunos momentos.

  1. Analiza qué te ha llevado a decir que SÍ en vez de NO. Aunque presentamos en tema con cierta generalidad, sabemos que no nos pasa con todas las personas ni en todas las situaciones. Podemos localizar quienes son los que nos elicitan esta clase de respuesta y ante qué demandas concretas no sabemos negarnos. Llegados a este punto, quizá podamos encontrar puntos comunes entre diferentes personas y diferentes situaciones que nos hayan llegar a alguna conclusión tipo: “no soy capaz de decirle que no a fulanito porque le debo mucho” o “no soy capaz de decir que no cuando me piden algo en relación a mi trabajo”, por poner algún ejemplo.
  2. Detecta las situaciones a las que no eres capaz de negarte. Será una tarea más difícil si se trata de un amplio abanico que si todas las veces que no hemos sabido decir que no han tenido un denominador común. Esta información va a ser un as en tu manga porque, cuando te pidan en un ámbito en el que sabes que te cuesta negarte, pondrás más atención e intención en no volver a caer en los de siempre.
  3. Analiza las intenciones de los demás. Aunque al comienzo de este artículo hemos dicho que muchas veces algunas personas son ponen en un compromiso, otras veces no son sabedores de lo mal que nos lo están haciendo pasar o de la angustia que nos han hecho sentir por no haber sabido salir adelante con un no.  Hay que saber detectar a las personas que nos “absorben” y se aprovechan de nuestra disponibilidad de aquellas de que de verdad no saben que nos cuesta negarnos cuando demandan algo de nosotros mismos. Está claro que, a los primeros, hay que dejarles las cosas claras sin ningún tipo de miramiento pero con todo el respeto del mundo. Aquellas personas con las que tengamos más confianza nos dará pie a explicar qué es lo que nos está pasando.
  4. Sé asertivo. Explica tus intenciones de forma clara y sencilla. Ten claro lo que quieres hacer y no tengas miedo a defender el NO firmemente
  5. Aplázalo. Si en ese momento no somos capaces de dar una respuesta coherente, comunica a la persona que le dirás algo más tarde. Estarás ganando tiempo para poner tus ideas en orden y saber cómo elaborar la negativa que vamos a presentar.
  6. Explica que tu negativa no tiene nada que ver con ser buena o mala persona. Esta técnica sería ideal para aquellos casos en los que la persona nos hace saber que una negativa por nuestra parte va a ser entendida bajo una mala intención de lo querer ayudar sin motivo aparente.
  7. “El banco de niebla”. Esta técnica consiste en dar un NO parcial. ¿De qué manera? Dando la razón sin perder nuestro punto de vista. Podemos usar un “probablemente tengas razón/normalmente yo también pienso lo mismo” seguidos de nuestra negativa y el motivo de la misma.

“Si tienes que decir que SÍ, dilo con el corazón abierto. Si tienes que decir que NO, dilo SIN MIEDO”. Paulo Coelho.

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