Estamos acostumbrados a leer noticias, artículos informativos o consejos acerca de los problemas por falta de sueño como es el Insomnio, sus desventajas y algunos consejos para superarlo.
Pero, ¿te sorprenderías si te dijéramos que hay otra gran patología del sueño que se caracteriza por un exceso de éste?
El hipersomne es una persona que presenta gran dificultad para mantenerse despierto a lo largo del día a pesar de que ha tenido un sueño nocturno continuo, aunque no reparador. Los principales signos de este síndrome serán las excesivas y continuas ganas de dormir presentes a lo largo del día. Esta dificultad para mantenerse despierto va a provocar un gran deterioro a diferentes niveles: pérdida de concentración, cansancio, fatiga, falta de energía, pensamientos lentos, deterioros del movimiento y, en definitiva, una desconexión con su entorno.
Estos individuos suelen presentar episodios de sueño nocturno que oscilan entre las 10 y 12 horas acompañado de problemas a la hora de levantarse. Esta última característica se ha denominado “borrachera del sueño” y provoca que las personas se sientan irritables y confusas en la transición del sueño a la vigilia.
Dado que a lo largo del día hay una sensación casi continua de somnolencia, en muchas ocasiones, el sujeto se verá desarrollando actividades rutinarias de las que no va a tener conciencia. Pero esta somnolencia diurna no va a aparecer repentinamente, sino que va a ir incrementándose a lo largo del día y, con mayor frecuencia, en actividades que requieran de poca activación fisiológica o atencional. Así, la persona presentará bajo nivel de rendimiento en el desempeño de dichas tareas.
Para que podamos considerar la hipersomnia como una patología del sueño propiamente dicha, esta somnolencia excesiva debe mantenerse constante, por lo menos, un mes. Se presentarán tanto episodios excesivos de sueño nocturno como “micro-siestas” a lo largo del día y en lugares y momentos no deseados. La somnolencia diurna debe ser lo suficientemente grave como para provocar un malestar claramente significativo o un gran deterioro a nivel social, laboral y en otras áreas importantes. Además, no debe darse de manera paralela a otro trastorno mental o a la ingesta de determinadas sustancias que puedan ser responsables indirectos de la somnolencia.
El caso más grave de hipersomnia es la Narcolepsia, ¿a que sí has odio hablar de ella? La Narcolepsia es un trastorno del sueño que provoca una somnolencia diurna excesiva junto con ataques de sueño irrefrenables y que se van sucediendo a lo largo del día con independencia de la tarea que esté realizando el sujeto. Generalmente, estos “ataques de sueño” suelen darse con una frecuencia de 3 y 4 horas.
Es bastante común que, en estos episodios de sueño, la persona pierda el tono muscular provocando que se dé el episodio de una manera aparatosa (pueden llegar a caerse al suelo) y junto con otras patologías como puede ser la parálisis del sueño o alucinaciones.
Volviendo a la hipersomnia, puede provocar grandes problemas como el impedimento de cumplir con sus obligaciones laborales, diversos accidentes y déficits de memoria.
La edad de inicio suele estar entre los 15 y 30 años, con una progresión gradual de los síntomas. Esta patología se establece de manera crónica y estable, por lo que será imprescindible la instauración de un tratamiento lo antes posible.
Será completamente necesario acudir a un especialista, quien, tras una evaluación persona y detallada, llevará a cabo un tratamiento que suele combinar medicación junto con otras técnicas conductuales.
Es muy importante que sepamos diferenciar entre las características de la fatiga, pereza o cansancio simple y la hipersomnia. Uno de los factores fundamentales que nos va a dar la clave para estimar la gravedad de la situación va a ser la duración de los síntomas. Además, debemos tener en cuenta que algunos problemas, como la depresión, puede cursar con esta falta de energía sistematizada.
¿Cuáles pueden ser los factores que nos hagan darnos cuenta de que tenemos que acudir a un profesional? A continuación, os presentamos algunos de ellos a modo de resumen:
- Irritabilidad y confusión al despertarse.
- Episodios de sueño nocturno que suelen durar de 10 horas en adelante y sin interrupción.
- Pérdida de memoria, no recordar actividades que se han hecho a lo largo del día.
- Bajo rendimiento a nivel laboral.
- “Micro-siestas” repetidas a lo largo del día y necesarias para recuperar la energía.
- Quejas acerca de la somnolencia excesiva y malestar significativo que repercuta en las diferentes áreas en las que el individuo se desarrolla diariamente: laboral, social, familiar, etc.
- Ansiedad, inquietud, habla lenta, pérdida de apetito o alucinaciones.
- Mayor número de horas durmiendo a lo largo del día que de estar despierto.
Aunque, a día de hoy, las causas de la hipersomnia son desconocidas, sí que se pueden llevar a cabo, a modo de prevención, diversas técnicas para la “higiene del sueño” que pueden ayudarnos a reducir la probabilidad de padecer determinados trastornos y que nos ayudarán a disfrutar y sacar el máximo partido a nuestras horas de sueño:
- Intenta dormir 8 horas diarias.
- No uses las redes sociales al menos una hora antes de irte a dormir.
- Técnicas de relajación y meditación como pueden ser el control de la respiración.
- Mantén el dormitorio limpio y ventilado.
- No hagas ejercicio físico antes de irte a dormir y que provocará una activación fisiológica en el cuerpo que te va a dificultar la conciliación del sueño.
- No tomes medicación para conciliar el sueño sin una prescripción médica y sin que sea completa y totalmente necesario.
- Evita preocupaciones y discusiones antes de acostarte.
- Intenta cenar algo ligero.
Como ya os hemos repetido en diversas ocasiones, no hay que alarmarse por presentar alguno de los síntomas que se han presentado como característicos de la hipersomnia, ya que pueden ocurrirnos a todos sin que sea causa de un problema grave. Ante la menor duda, acude a un profesional.
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